lunes, 12 de noviembre de 2012

La ruta del colesterol en Granada

No es la primera vez que os traigo una ruta para una escapadita con la que liberar estrés y pasarlo bien con familia y amigos.

Ahora que se va el verano y el frío vuelve a Granada, es un buen momento para recorrer una vez más sus parajes más cercanos; y aunque esta ruta es archiconocida por locales y foráneos, no viene mal recordarla aquí.

La Ruta del Colesterol transcurre entre el río Genil y la carretera de Sierra Nevada a lo largo de unos diez kilómetros río arriba desde la capital granadina hasta Pinos-Genil.

La ruta merece la pena incluso cuando va solo, pues está bastante transitada en algunos de los tramos y siempre surgirá la oportunidad de hablar con algún otro caminante o ciclista.

Una vez que salimos de Granada y dejamos atrás el paseo Fuente de la Bicha junto al Genil, se nos presenta una elección: una bifurcación en el camino nos hará plantearnos seguir una pista de tierra que se extiende hasta la estación de servicio de Cenes o, por el contrario, hacer lo propio a través de una estrecha senda que serpentea junto a la autovía A-395 y se adentra en zonas de moreras, zarzas y maleza que llegan a veces a cubrir el camino.

Puede que el caminante esté pensando que la segunda opción es mala idea o poco segura; pero os aseguro que merece la pena recorrer el camino por esta segunda vía que, además, termina por unirse a la pista de tierra por varios lugares gracias a los numerosos puentes que cruzan el río.

No obstante, nosotros vamos a continuar por el camino más transitado y dejaremos la senda para otro momento.
Y andamos y andamos hasta llegar a una pequeña presilla justo al lado de la estación de servicio de Cenes. A partir de ahí seguira otra pista de tierra, mucho más ancha que la que hemos estado siguiendo antes y que nos llevará hasta una gran presa desde cuyo puente se tienen unas vistas maravillosas del río.



Ya antes de llegar a la presa, nada más pasar la mencionada estación de servicio, el paisaje a nuestro alrededor cambia: atrás quedan las cortijadas y huertas que volverán a hacer su aparición después y aparecen las pistas de saltos de los caballos del centro ecuestre cercano.


Lugar lleno de niños y mayores que ofrece un momento de emoción al caminante.

Y la pista sigue durante otro buen número de kilómetros, aunque el paisaje se vuelve, para mi gusto, bastante más ameno. El camino se ensancha y los accesos al río se vuelven frecuentes, por lo que, si aún no nos ha abandonado del todo el calor, el viajero fatigado puede refrescarse en sus cristalinas aguas o sentarse a descansar a la sombra de los chopos que pueblan las márgenes del Genil.

Más adelante, al pasar bajo la autovía, la imagen de las montañas lo domina todo, libre en gran parte de las copas de los altos árboles y dela espesa maleza que recubre el río.

Y seguimos avanzando hasta llegar a unos recodos del camino. Zona del río cubierta por altas cañas y que suele ser bastante rica en barro. A mano izquierda, el terreno despejado se ha convertido en un campo de fútbol donde es imposible no ver detenerse y donde siempre hay alguien compitiendo.


Ya falta poco para llegar. El paisaje vuelve a cambiar y se suceden largas y altas bóvedas arbóreas intercaladas con algunos metros de vía bajo el sol. A lo lejos empiezan a divisarse las primeras casas de Pinos-Genil.

Finalmente, llegamos a la plaza del pueblodonde se levanta el ayuntamiento. Enfrente, una plaza con tres caños de agua fresca. Al otro lado del río poblado de patos, la iglesia.

En el pueblo abundan los bares y restaurrantes, de lo que recomiendo los de la margen derecha del río, donde el fresco reparador se conjuga con el rumor del agua al correr y el parpar de los alegres patos para conferir al ambiente una paz y tranquilidad únicas.


La vuelta es sencilla: el caminante puede volver a Granada en autobús desde la parada junto a la antes mencionada fuente o, por qué no, recorrer los a pie los diez kilómetros que lo separan de la capital.
 
 
Haced la rutita, sumaos al camino y comentad qué os parece...

4 comentarios:

  1. Hola Víctor:

    Me alegro de leerte una vez más por aquí. Pues cuando tú quieras nos damos el paseito; pero, eso sí, tenéis que aceptarme también una comida en casa.

    ¡Un abrazo!

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  2. Llevo años entrenando en esta zona;enhorabuena muy bien documentado!!!!!!

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  3. me encanta el paseo, y los diferentes paisajes, en las diferentes estaciones del año, es una pena que algunos ciclistas no respeten a los peatones con excesos de velocidad,los menos, y algunos dueños de perros , que se olvidan que las cacas de sus canes , son tambien de su propiedad. siempre que paseo por aqui pienso que deberia haber una asociacion de usuarios, una papeleras bien puestas un servio publico en la mitad, y algunos elementos y normas para que no se deteriore... un saludo

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